La obra de Avner Dorman, compositor israelí nacido en 1975, Frozen in time, contiene una serie de instantáneas de la evolutiva formación de la Tierra desde su principio hasta nuestros días, según palabras del propio autor. Partiendo de la variedad de los datos evolutivos, ha querido narrar sonoramente la construcción geogénica que se viene produciendo desde hace millones de años en el planeta. Para ello ha dividido la obra en varias partes diferenciadas, pertenecientes cada una de ellas a un largo período prehistórico, concretando la partitura en tres movimientos de una suite orquestal con solistas, que está integrada por Indoáfrica, Eurasia y Las Américas, donde se aprecian influencias musicales de la mayoría de los continentes.

La Real Sociedad Filarmónica de Inglaterra encargó la Tercera Sinfonía a Camille Saint-Saëns, quien la estrenó el 19 de mayo de 1886 en el St. James’s Hall de Londres en la cúspide de su carrera artística, siendo la última de su repertorio sinfónico. Más tarde explicó: “Con ella di todo lo que podía dar. Lo que hice no pude repetirlo”. Tras el fallecimiento de su amigo y mentor Franz Liszt el 31 de julio de 1886, Saint-Saëns dedicó la obra a su memoria. A los elementos típicos de una gran orquesta, añadió el órgano y el piano, dividiéndola en dos grandes secciones, cada una de las cuales consta a su vez de dos partes bien definidas, aproximándose de este modo a un formato tradicional de cuatro movimientos.