La Orquesta Filarmónica será dirigida en esta ocasión por el también director ruso Daniel Raiskin.

Los días 30 y 31 de marzo, jueves y viernes, a las 20 h, el Teatro Cervantes será el escenario para un concierto con un claro acento ruso, música de compositores rusos y director de la misma nacionalidad.

La primera parte se compondrá de obras de Borodin y Tchaikovsky. Se inicia con la Sinfonía nº 3 en La menor (inacabada) de Alexander Borodin. Los postulados que informan la música de Borodin se enmarcan en la estética del llamado Grupo de los Cinco, al que el autor estaba adscrito. Para la Sinfonía inacabada dejó unos bosquejos que fueron reelaborados por Glazunov, con su prodigiosa memoria, que le dio un tratamiento coherente ya que la había escuchado tocar a Borodin al piano.
Se completa esta primera parte con la Suite «La bella durmiente», Op. 66a (TH 234) de Piotr I. Tchaikovsky. Tchaikovsky había comentado al pianista Alexander Siloti la intención de orquestar a modo de suite algunos pasajes de su ballet la bella Durmiente del Bosque, Op. 66. Fue Siloti quien materializó el proyecto y lo publicó en 1899, después de la muerte del autor, escogiendo los pasajes mas atractivos del ballet. Se estrenó en el Teatro Mariinky de San Peterburgo donde fue fríamente acogida. En esta suite Siloti quiso resaltar los dos motivos, el bien y el mal, sobre los que pivota el ballet original.

La segunda parte se dedica a A. Glazunov con su Sinfonía nº 5 en Si bemol mayor, Op. 55, que la escribió Glazunov en 1895 con la aprobación de su maestro Rimski-Korsakov. Glazunov se considera el último exponente de escuela nacional rusa de composición que fundara Glink,. El propio compositor la estrenó en San Peterburgo en 1896. En esta sinfonía continua alternando la recuperación de las raíces musicales nacionalistas rusas con su adscripción a la las influencias estilísticas occidentales, que van adquiriendo cada vez mayor relevancia.