Ficha de evento
Programa 15
Teatro Cervantes
Director:
José María Moreno
Primera parte
RICHARD WAGNER
Lohengrin, WWV 75
Preludio Acto I
RICHARD WAGNER
El holandés errante, WWV 63
Obertura
Aria de Senta
Segunda parte
RICHARD WAGNER
La Valquiria, WWV 86B
Cabalgata
RICHARD WAGNER
El ocaso de los dioses, WWV 86D
Marcha fúnebre
Inmolación de Brünnhilde
Soprano Ángeles Blancas
ENTRADAS
ARTISTAS
José María Moreno
Director Titular y Artístico
Ficha del artista
Ángeles Blancas
Soprano
Ficha del artista
NOTAS AL PROGRAMA
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Uno de los grandes valores de Richard Wagner fue encontrar un perfecto equilibrio entre su idea poético-musical y su capacidad para poder expresarla, realidad artística que sólo anteriormente había alcanzado Beethoven en su inigualable corpus sinfónico. Este resultado vino dado por su intención de llegar a una nueva meta estética con una reformada idea del drama musical, que vino a sustituir al concepto de ópera tradicional, logrando que música, poesía, teatro, paisaje y espectáculo funcionaran como un significativo todo expresivo, siempre apoyado por una capacidad de orquestación de gran habilidad y seguridad técnica. Esto se puede apreciar en los pasajes seleccionados para este concierto donde queda reflejada la grandeza musical del genio wagneriano.
El relato medieval de caballerosidad y traición de Lohengrin contrasta con la pureza espiritual y la lucha contra las maquinaciones y el mal mundano. El personaje principal es uno de los caballeros del Grial, y el preludio del primero de los tres actos representa musicalmente una visión del Sagrado Cáliz descendiendo a la tierra. Wagner lo hace con cuerdas brillantes, casi estáticas al principio, que se expanden hasta alcanzar un gran clímax con el resto de la orquesta.
La obertura del Holandés Errante es una creación absoluta en dos sentidos: por un lado, sintetiza maravillosamente el contenido dramático de la ópera utilizando temas asociados a personajes e ideas, convirtiéndose en una pieza musical independiente por lo llamativo de su tono, y por otro, describe vívidamente la turbulenta atmósfera del mar. En su número séptimo del segundo acto se encuentra la conocida aria de Senta, hija de Daland, que canta en una estancia de la casa de su padre. Con un aire de balada, se refiere al hombre que está condenado a navegar por los mares para siempre y que solo desembarca cada siete años, aunque si encuentra una esposa mientras está en tierra se redimirá permaneciendo en ella. Senta expresa su deseo de ser la mujer que lo rescate del mar.
Con la Cabalgata de las Walquirias se inicia el tercer acto de la segunda del ciclo de cuatro óperas titulado El Anillo del Nibelungo, destacando por su enorme poder evocador. Las cuatro hijas de Wotan se posan en una roca con un repetido grito auspiciado por la constante expansión dinámica de un motivo ascendente que se repite con creciente colorido instrumental.
Las últimas obras de esta velada significan dos de los momentos más relevantes de la ópera El ocaso de los dioses, con la que culmina la gran Tetralogía wagnerina. En la primera Hagen ha matado a Sigfrido, que muere cantando su amor por Brunilda. Mientras su cadáver es transportado, la orquesta, con intenso dramatismo fúnebre, va exponiendo algunos de los temas destacados de la vida del héroe. La siniestra expresividad de los redobles de los timbales contribuye a acentuar el ambiente trágico de esta escena con una sobriedad sobrecogedora.
En la última escena de esta ópera, Sigfrido llega hasta Brunilda atravesando el anillo de fuego divino. Ahora será Brunilda quien se reúna con él inmolándose en un último acto de abnegación por amor a Sigfrido. Con la muerte que ella acepta, borra la maldición que pesa sobre el anillo, destruyendo el viejo orden de los dioses al simbolizar además un nuevo nacimiento. Wagner creía firmemente en el futuro del hombre en una naturaleza purificada por el amor del que surgiría un nuevo orden en la humanidad.
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