ENSAMBLE DE JAZZ
Jazz y poesía: ‘La música acaricia el alma y propicia la palabra’
Voz y piano Raquel Pelayo
Trompeta y fliscorno Ángel San Bartolomé
Poeta y autora de los poemas Solange Sand
Programa
TRADICIONAL*
Dear Old Stockholm
RICHARD BEIRACH
Leaving
Poema: Del romanticismo
ROY HARGROVE
Strasbourg/St. Denis
ARTHUR SCHWARTZ / HOWARD DIETZ
Alone Together
Poema: Volverán las noches
WAYNE SHORTER
Footprints**
MILES DAVIS
Blue in Green
Poema: Aria de ternura
VICTOR YOUNG / WAYNE KING /EGBERT VAN ALSTYNE/HAVEN GILLESPIE
Beautiful Love
Poema: Te cubriré de esperanza
VICTOR YOUNG / NED WASHINGTON
My Foolish Heart
BILL EVANS / KAREN GALLINGER
We Will Meet Again
Poema: El vino también llora
ROY HARGROVE
Crazy Race
ALEJANDRO SANZ
Corazón partío***
Poema: Te nombraré Libera
* Versión de Miles Davis
** Versión de Terence Blanchard
*** Versión de Eliane Elias
Se suele decir que el compositor Franz Liszt fue uno de los creadores que tuvo una vida más completa, por amplitud en sus polifacéticas vertientes acometidas en vida, tanto profesionales como personales, abarcando hacia diversos terrenos de introspección personal como la masonería o el más férreo acercamiento al catolicismo. Salvando las distancias, y entrando en una comparativa con el mundo del jazz que hoy nos congrega, un posible equivalente, por lo dilatado de su carrera, lo encontramos en el trompetista y compositor de Alton, Miles Davis (1926 – 1991), de extensa biografía musical en el ámbito de cincuenta años de trayectoria por las principales etapas evolutivas de este género. Si bien, él no entró en los referidos planteamientos masónicos de otros grandes como Ellington o Cole, sus visiones religiosas se aproximaron a la controvertida congregación The Process Church of the Final Judgment. Pero navegando en el campo musical, el primer estándar o tema musical recurrente y notorio que presenta la velada viene emparentado con la versión y el carácter que nuestro músico de Illinois le imprimió en 1952, en un primer momento y para el sello discográfico especializado Blue Note Records, para luego incluirse en su disco Round About Midnight de marzo de 1957 para Columbia Records. Hablamos de Dear Old Stockholm, originariamente Ack Värmeland, du sköna y en honor a la histórica provincia sueca, siendo una canción de autor desconocido en cuanto a su melodía, y por tanto quedando en el ámbito de la tradición. Solo se han acreditado dos letristas, Anders Fryxell, con su creación de 1822, y Fredrik Dahlgren con la propia de 1846, alguna grabación sonora a comienzos del siglo XX, y las versiones, que como la que se ofrece en este momento, se han prodigado en los ambientes musicales jazzísticos. Por ello, esa sensación melancólica que propicia la melodía en sí, en los registros medios tan propios de la etapa en la que se sumerge el trompetista afroamericano, vienen a rememorar uno de los episodios más complejos por los que atravesó: su regreso de su gira francesa tras participar en el festival de 1949 de la Salle Pleyel, dejando atrás a su verdadero amor y protagonizando su adhesión a la heroína. «Había oído hablar de personas como Sartre y Simone de Beauvoir cuando tenía catorce o quince años, a través de mi hermana que era estudiante, pero nunca podría haber imaginado que algún día estaría cerca de ellos», llegó a mencionar en sus memorias ante la impresión que le causó el buen acogimiento de la sociedad francesa, en contraposición a los ambientes racistas norteamericanos, dejando paso al amor junto al río Sena: «Juliette [Grecó] fue probablemente la primera mujer a quien amé a un nivel de igualdad entre seres humanos. Era una persona ideal. Teníamos que comunicarnos, sobre todo, a través de expresiones, gestos, lenguaje corporal. Conversábamos por medio de los ojos, de los dedos, no sé si me entiendes. Cuando te comunicas así, sabes que la persona no finge ni miente. Te vales de sensaciones y sentimientos. Era abril en París. Sí, y yo estaba enamorado». Sin embargo, su retorno al contexto americano le introdujo en un verdadero pozo mental que afortunadamente pudo superar: «Tan deprimido seguía cuando regresé que, antes de que me diera cuenta, tenía una adicción a la heroína de la que me costó cuatro años desengancharme, y por primera vez me encontré sin control».
En la órbita del cool jazz, Leaving nos reúne ante el piano del maestro neoyorkino Richard «Richie» Alan Beirach (1947), de formación académica —compaginó estudios entre el Berklee Collegue of Music y la Manhattan School of Music—; aunque como siempre afirma «James Palmieri me enseñó todo lo que sé sobre el piano. Él me hizo comprender el más profundo significado de la música». La semilla de esta creación se encuentra a los pocos años de graduarse en 1972, cuando encontramos un álbum de estudio, de homónimo nombre, junto al flautista Jeremy Steig (1942 – 2016) para el sello Japanese Trio en 1976, siendo reeditado en 1988 para Storyville. Si bien la característica introducción al piano de dicha primera grabación ya no se suele encontrar en las versiones posteriores, este estándar ha fluido sabiamente por su belleza desde el disco Some Other Time, el cual tributó a Chet Baker, con el cual colaboró en sus primeros tiempos —existe una versión del mítico trompetista y que incluyó en su disco de 1980—, hasta su reciente Leaving de 2023 ante su piano Steinway & Sons, en la soledad del Château Fleur Cardinale.
El trompetista tejano Roy Anthony Hargrove (1969 – 2018) murió joven y dejando un legado impresionante, destacando incluso sus dos premios Grammy de 1998 y de 2002. Protegido por su mentor, el legendario Wynton Marsalis, llegó a formarse entre Boston y Nueva York, para seguir la senda de los grandes como Navarro, Davis, Morgan y Brown. Fascinado por los creadores cubanos al participar en el Festival de Jazz de La Habana de 1996, la creación del grupo Crisol le permitió atesorar el primero de los referidos premios. Pero sería en los comienzos del actual milenio cuando con la agrupación The RH Factor llegaría la fusión de elementos provenientes del funk, del soul, del hip-hop y del gospel —la portada de Rudy Gutiérrez para su disco Hard Groove evidencia claramente esta mixtura—, para encaminarse al post-bop de los últimos tiempos, y que se incluye, junto a reminiscencias de hard-bop, en su disco Earfood de 2008 para el sello EmArcy. De ahí surgió otro estándar recurrente y que Hargrove difundió en muy destacadas citas, junto a su Roy Hargrove Quintet: hablamos de Strasbourg/St. Denis, en alusión a la conocida estación del metro parisino en la unión de la Rue Saint-Denis con el Boulevard de Strasbourg, y que muchos quieren asemejar a la confluencia sonora de líneas melódicas que se citan en la composición de este gran erudito de la trompeta.
Con Alone Together entramos en la ejemplificación perfecta de la creación de un estándar clásico a partir de un éxito comercial. Así fue como esta canción, creada por el compositor judío Arthur Schwartz (1900 – 1984) y el letrista Howard Dietz (1896 – 1983) —a este último se le atribuye incluso la creación de Leo the Lion, la mascota de los Metro-Goldwyn-Mayer Studios Inc.—, e insertada en el primer acto de la revista musical Flying Colors de septiembre de 1932, supuso una de sus múltiples colaboraciones de ambos en el entorno de Broadway. Popularizada a través del violinista Leo Reisman (1897 – 1961) junto a su banda, llegando a ser grabada en el mismo año que el estreno del mencionado espectáculo, pronto se convertiría en un importe éxito, para finalmente llegar al ámbito del jazz a través del clarinetista y compositor Artie Shaw (1910 – 2004). Sin duda, una oportunidad para transportarse a una ensoñadora melodía que cautivó a voces como Bennett, Boone, Garland y Lee, además de a los instrumentistas del género.
Por otro lado, y en el contexto del post-bop, hace acto de aparición Footprints, otra gran obra maestra del saxofonista (principalmente tenor en sus primeros tiempos) y compositor Wayne Shorter (1933 – 2023) grabada en un primer momento en el álbum Adam’s Apple, para ser incluía al año siguiente en el disco Miles Smiles del consabido trompetista, con el cual colaboró dentro del Miles Davis Quintet. Caracterizada por su métrica, dentro del ámbito de una escala menor del blues, escuchamos la versión propuesta por el trompetista y compositor Terence Blanchard (1962). Pero volviendo a Davis, el acercamiento a uno de sus grandes hitos profesionales también vino con su disco de estudio Kind of Blue de 1959 para Columbia Records donde se encuentra en tercer lugar Blue in Green, en la esfera de la modalidad y con claros tintes de nocturnidad, y que ha supuesto algún discutido episodio en torno a su autoría por disputarse junto al pianista Bill Evans (1929 – 1980). Una oportunidad para escuchar ese proverbial sonido que popularizó el trompetista junto a su sordina Harmon.
Beautiful Love viene a ser otro estándar aplaudido a través de una canción compuesta por Victor Young (1899 – 1956), Wayne King (1901 – 1985) y Egbert Van Alstyne (1878 – 1951), junto al letrista Haven Gillespie (1888 – 1975), convirtiéndose en un claro triunfo musical por su inserción en el repertorio de la orquesta de King y por aparecer en las películas The Mummy y Hotel Continental de 1932, al año siguiente de su lanzamiento. La curiosidad nos lleva a degustar un claro cambio de métrica entre la tonada original y ese sabor que le aplica este género protagonista y que, sin duda, nos atrapa. En igualdad de condiciones, My Foolish Heart de 1949, de Young como autor musical junto al letrista Ned Washington (1901 – 1976), también despuntó en posición laureada desde su aparición en la película de igual nombre, en la voz de la contralto Martha Mears, para rápidamente incorporarse en el repertorio de los grandes del género.
Casi al término de la velada, William John Evans, conocido como Bill Evans (1929 – 1980) debía entrar en escena. Y es que el aclamado pianista y compositor fue otra de las excepcionales figuras de la historia. Proveniente del impresionismo francés para abarcar varios subgéneros de nuestro jazz, su We Will Meet Again es el último tema que incluyó el álbum de similar denominación de 1979 para Warner Bros. Records. Un mensaje premonitorio en dedicatoria a Harry, su hermano mayor fallecido por suicidio, y que le sumió en una gran depresión que le llevaría finalmente a dicho encuentro, tras morir por una insuficiencia hepática producida por las drogas al año siguiente. En el año 2000, la cantante Karen Gallinger le dedicó un tributo personal al pianista en forma de disco, y el tema instrumental se transformó igualmente en vocal, sembrando un clarividente camino de esperanza a su alrededor.
Retorna Hargrove con su etapa junto a The RH Factor, en donde en su disco Distractions de mayo de 2006 nos topamos con la jovialidad de Crazy Race, como segundo tema de este álbum para Verve Records. Una pieza llena de frescura en la fusión urbana con el soul para aterrizar con el cierre del ampliamente conocido Corazón partío, del disco Más de 1997 del madrileño Alejandro Sanz (1968), y que la pianista brasileña Eliane Elias (1960) ha mudado al universo del jazz de forma impecable, siendo un tema incluido en el disco de dúos junto a Chick Corea y Chucho Valdés, Mirror Mirror de 2021 para Candid, alcanzando un Grammy en el ámbito del jazz latino. Un cierre de programa, en definitiva, donde no solo la música estuvo presente, sino que la palabra y los pensamientos dejaron traslucir un mar de sentimientos y de humanidad.
© Fernando M. Anaya-Gámez
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