Ficha de evento
Programa 04
Teatro Cervantes
Director:
Sylvain Gasançon
Primera parte
MAURICE RAVEL
Mi madre, la oca
- Pavana de la Bella Durmiente (Lent)
- Pulgarcito (Très modéré)
- Laideronnette, Emperatriz de las Pagodas (Mouvement de marche)
- Conversación de la Bella y la Bestia (Mouvement de valse modéré)
- El Jardín encantado (Lent et grave)
HENRI TOMASI
Concierto para Saxofón alto y orquesta
- Andante et allegro
- Final: Giration, Touruoyaut
Saxofón Elisa Urrestarazu
Segunda parte
ENRIQUE GRANADOS
Goyescas, Obertura
JESÚS GURIDI
Diez melodías vascas
- Narrativa
- Amorosa
- Religiosa
- Epitalámica
- De ronda
- Amorosa
- De ronda
- Danza
- Elegíaca
- Festiva
ENTRADAS
ARTISTAS
Sylvain Gasançon
Director
Ficha del artista
Elisa Urrestazu
Saxofonista
Ficha del artista
NOTAS AL PROGRAMA
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El gran éxito del Bolero puede impedirnos apreciar las sutilezas de las obras más significativas de Maurice Ravel. El refinamiento de las texturas orquestales que utiliza en la suite Mi madre la oca es una fuente inagotable de asombro. Tras la melodiosa Pavane de la Bella Durmiente, nos transporta al bosque donde el rastro de migas de Pulgarcito es eliminado por varios pájaros cantores. Sigue una colorida y exótica representación de motivos chinos, cuando Laideronette, Emperatriz de las Pagodas se baña mientras se entretiene con sonantes cáscaras de nueces y almendras. Le sigue Conversaciones de la Bella y la Bestia, que el escritor británico Gerald Larner describió como “la primera escena de amor de Ravel”. La transformación de la Bestia conduce a una celebración de la naturaleza en forma de extático y solemne himno en El jardín encantado. Su radiante orquestación demuestra el absoluto dominio que Ravel tuvo de este arte musical. Fue dedicada en su versión original para piano a los dos hijos pequeños de sus amigos los Godebski, Mimie y Jean.
Henri Tomasi fue un prolífico compositor y director nacido en Marsella el 17 de agosto de 1901. De niño le gustaba la música y su padre, que era flautista y director de orquesta, reconoció el talento de su hijo y lo animó a ser intérprete. En el Conservatorio de París estudió con Vincent d’Indy y Paul Dukas, de los que surgieron algunas de las inquietudes creativas que aparecen en sus composiciones como: misticismo, gran intensidad emocional, brillante orquestación, impresionismo y una sonoridad atmosférica. Compuesto en 1949, su Concierto para saxofón alto fue dedicado a Marcel Mule, un reconocido saxofonista francés. Comienza con una introducción secreta que conduce a una cadenza evocativa. Sigue en la segunda parte con un allegro que termina inesperadamente en una intensa secuencia de pasajes rápidos hasta congregarse en un Largo intenso que imita el tema inicial de la obra.
En Goyescas encontramos el apasionado espíritu de Enrique Granados sustentándose en líneas de un estilo romántico filtrado por el tamiz de lo popular y por la recreación del siglo XVIII español a través de los efectos pictóricos de Goya y del universo musical de Scarlatti. Se trata por tanto de un romanticismo con rasgos nacionalistas que se anticipa al neoclasicismo. En cambio, resulta escasa la influencia del impresionismo francés teniendo en cuenta que en el momento de gestación de la obra se encontraba en plena efervescencia la estética de Claude Debussy y Maurice Ravel.
Diez melodías vascas es una de las obras más logradas y conocidas de Jesús Guridi. Fueron estrenadas con gran éxito el día 12 de diciembre de 1941 por Enrique Jordá, su dedicatario, dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Madrid en el Monumental Cinema. Guridi ya había armonizado estas melodías años antes en una versión para piano solo y otra para canto y piano. Ocho fueron publicadas al principio de los años treinta en el álbum Veintidós canciones del folklore vasco, siendo probablemente armonizadas al final de los años veinte. El gran musicólogo conocido como ‘Padre Donostia’, llegó a decir que “eran verdaderos modelos de la compleja facilidad que debe caracterizar a este género de música”. Guridi hizo una esmerada selección, lo que explica lo deliciosos que son algunos de sus temas, buscados con esmero y buen gusto. Con esta obra ilustró su discurso de ingreso como miembro de la Real Academia de San Fernando el año 1947 titulado El canto popular como materia de composición musical, dejando así un referente sobre la influencia del folclore en las creaciones musicales basadas en la tradición.
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