Ficha de evento
Programa 11
Museo de Málaga
ORQUESTA BARROCA DE MÁLAGA
OBRAS EN LATÍN Y ROMANCE DE JUAN FRANCÉS DE IRIBARREN
Para tiple, flautas dulces y acompañamiento
Archivo de la Catedral de Málaga
ARCANGELO CORELLI
Sonata a trè Op. I, nº 1 en FaM
Grave-Allegro-[Adagio]-Allegro
JUAN FRANCÉS DE IRIBARREN
Aria: Piadosamente divino
Villancico: Bello atractivo
Villancico: Ya sé que en pan te ocultas
ARCANGELO CORELLI
Sonata Op. V, n.º 4 en fa mayor
Adagio
JUAN FRANCÉS DE IRIBARREN
Cantada: Hoy Señor soberano
Cantada: En el centro feliz
Lamentación segunda del Jueves Santo
Cantada: Mi voz al ruiseñor
Dirección: Antonio del Pino
Soprano: Cristina Bayón
Flautas de pico: Silvia Rodríguez y José Menéndez
Violonchelo: Laura Ramírez
Cuerda pulsada: Aníbal Soriano
Órgano y clave: Antonio del Pino
Entrada libre hasta completar aforo.
NOTAS AL PROGRAMA
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Juan Francés de iribarren (1699-1767) nació en Sangüesa, localidad navarra donde recibiría su primera formación musical, para después marchar a Madrid. Allí ingresó en el Colegio de Niños Cantores, cuyo rector era José de Torres, maestro de la Capilla Real. Fue bajo la recomendación de Torres cuando, a los 18 años, ocupó la plaza de organista de la catedral de Salamanca, hasta que en el año 1733 ganó la plaza de maestro de capilla de la Catedral de Málaga. Tomó posesión de la misma el 1 de octubre de 1733.
Fue gracias al impulso y saber hacer de Iribarren que el Cabildo catedralicio decidió reorganizar el Archivo de Música, facilitando enormemente el uso de sus composiciones y las de los maestros de capilla que lo precedieron en el culto litúrgico. En este sentido, Iribarren ofreció sus villancicos, «no sólo los que ha trabajado en el tiempo que ha sido prebendado y su maestro, sino los que ha compuesto de todo tiempo que ha sido profesor de su arte». De hecho, su obra es la más abundante en el catálogo musical de la catedral malagueña, especialmente los villancicos, para los que contó como letrista con el poeta de la Capilla Real José Guerra, que fue contratado para este trabajo, a petición suya, por el cabildo de Málaga.
No había transcurrido todavía una década de su nombramiento, en 1741, cuando el Cabildo de la Catedral de Valladolid, ciudad donde residía su madre, lo reclamó como maestro de capilla. Sin embargo, reconocedor de su valía, el Cabildo Malagueño pudo persuadirle para que se quedara, al tiempo que aumentó su salario en cien ducados. Permaneció como maestro de capilla de la seo malacitana hasta su muerte, que aconteció el 2 de septiembre de 1767.
La flauta de pico o flauta dulce, según la terminología del barroco español, ocupó un papel importante en Málaga durante la época de Iribarren, quien supo apreciar sus cualidades tímbricas y musicales. No en vano, aparece en más de 30 obras en las que el maestro la incluyó en distintas combinaciones, desde obras para 1 flauta dulce, voz y acompañamiento a otras en las que se combina con otros instrumentos de cuerda, viento y voces. Podemos contemplar, hoy en día, una representación gráfica de la flauta de pico en la Catedral de Málaga en uno de los cuadros que flanquean la puerta central de la entrada principal de la catedral, donde aparece junto a otros instrumentos de cuerda barrocos.
En el presente programa escucharán un total de siete obras de Iribarren que incluyen dos flautas dulces, tiple y acompañamiento y que constituyen prácticamente la totalidad de composiciones de Iribarren para esta formación en concreto. Alternadas con ellas se incluyen dos obras de Arcangelo Corelli, cuya música se haya presente en el Archivo de la catedral de Málaga, pues existe una copia de la primera parte de las sonatas para violín de su Op. V. De hecho, la sonata Op. V, n.º 4 en Fa mayor, de la que interpretamos su primer movimiento, Adagio, fue adaptada en parte por Iribarren, quien hizo un arreglo en forma de trío sonata, titulándolo Tocata para dos violines y acompañamiento, que se trata de una de las poquísimas obras puramente instrumentales compuestas por él. En esta ocasión interpretaremos el Adagio de la sonata de Corelli adaptada para flauta dulce y bajo continuo, que fue publicada por John Walsh en Londres en 1702, con una bella ornamentación anónima. De la misma forma que Iribarren arregla en su Tocata una sonata preexistente de otro compositor, era uso también común adaptar la música de un instrumento a otro, tal como hemos hecho con la Sonata a trè número 1 del Op. I de Corelli, originalmente escrita para violines, que ofrecemos en una versión para flautas dulces.
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