Ficha de evento
Programa 08
Teatro Cervantes
Director:
José María Moreno
Primera parte:
FRANZ SCHUBERT (1797-1828)
Rosamunda, D. 797 – Obertura
FELIX MENDELSSOHN (1809 – 1847)
Segundo concierto para violín y orquesta en Mi menor, Op. 64
- Allegro molto appassionato
- Andante
- Allegro non troppo – Allegro molto vivace
Violín:
Leticia Moreno
Segunda parte:
FRANZ SCHUBERT
Octava Sinfonía en Si menor, D. 759, «Incompleta»
- Allegro moderato
- Allegro con moto
ENTRADAS
ARTISTAS
José María Moreno
Director Titular y Artístico
Ficha del artista
Leticia Moreno
Violín
Ficha del artista
NOTAS AL PROGRAMA
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El despropósito del acelerado montaje de la ópera Rosamunda de Schubert, obligó al compositor a sustituir la obertura por la perteneciente a su drama lírico Alfonso y Estrella. Esta circunstancia, unida al estrepitoso fracaso del texto, escrito por la dramaturga alemana Helminia von Chézy, que supo reconocer su escasa calidad literaria, llevó al olvido esta maravillosa música incidental. Estrenada el 20 de diciembre de 1823 en el Theater an der Wien, se inicia con solemnidad, destacando el canto de los instrumentos de madera. Le sigue un allegro en forma sonata con exposición y dos temas; uno animado y saltarín por la cuerda, seguido de otro más lírico. Continúa con un desarrollo rítmico de marcado estilo clásico vienés antes de su conclusión. Su plantilla orquestal está integrada por madera a dos, cuatro trompas, dos trompetas, tres trombones, timbales y completa sección de cuerda.
El Segundo concierto para violín y orquesta en Mi menor, Op. 64 de Félix Mendelssohn fue compuesto entre 1838 y 1844, siendo estrenado el 13 marzo de 1845 en la ciudad sajona de Leipzig por Ferdinand David, su dedicatario, y la famosa Orquesta de la Gewandhaus, de la que este violinista era concertino, bajo la batuta del director danés Niels Gade. Sus tres movimientos se interpretan sin solución de continuidad. El primero es un allegro bitemático, con desarrollo libre y una cadencia del solista, antes de la reexposición, y una poderosa coda que termina con una nota tenida del fagot que hace de enlace con el Andante. Éste es melodioso como un lied, sobre unas fluctuaciones dinámicas del instrumento solista previo a un recitado que conecta con el tiempo final, una especie de rondó en doble allegro que obliga al violinista a un virtuosismo de excelsa factura. La obra pertenece a esa tétrada sublime de conciertos para violín del repertorio alemán, junto a los de Beethoven, Brahms y primero de Bruch.
La Sinfonía «Inacabada», que abrió en su día una nueva dimensión estética de la música orquestal, nos introduce en el mundo más íntimo y personal de Schubert. Fue estrenada después de la muerte de su autor, tras haber sido descubierta en casa de Anselm Hüttenbrenner por Johann Herbeck, director de la Orquesta de la Corte de Viena. El manuscrito, donde aparece el 30 de octubre de 1822 como fecha del inicio de su composición, había sido entregado por Schubert a su amigo Josef Hüttenbrenner como regalo para su hermano Anselmo que vivía en Graz. Más tarde, este último arregló una versión a dúo de piano de sus dos movimientos, que él y su hermano tocaron juntos. Durante años, el manuscrito permaneció en posesión de Anselm Hüttenbrenner, siendo su existencia sólo conocida por unos pocos, hasta que llamó la atención del director de orquesta Johann Herbeck, quien la estrenó en Viena el 17 de diciembre de 1865. La obra funciona con una plantilla instrumental integrada por la sección de viento-madera a dos, dos trompas, dos trompetas, tres trombones, timbales y completa sección de cuerda. El primer movimiento tiene forma de sonata, abriéndose silenciosamente en las cuerdas seguido de una melodía interpretada por el oboe y el clarinete. El segundo se mueve entre dos temas contrastantes; uno, que es introducido por las cuerdas inferiores con metales y cuerdas altas en contrapunto y el otro, que aparece primero en el clarinete para luego pasar al oboe.
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