Félix Mendelssohn compuso su Segunda Sinfonía en Si bemol mayor, Op. 52 «Lobgesang» (Canto de alabanza) para las celebraciones en Leipzig con motivo del cuarto centenario de la invención de la imprenta escribiendo también para tal aniversario su Gutenberg Cantata. Tras su primera representación, el 25 de junio de 1840 en Santo Tomás de Leipzig, iglesia luterana donde ejerció el cargo de Cantor (director musical o maestro de capilla), Juan Sebastián Bach, se hizo muy popular; aunque hoy en día rara vez se interpreta. El compositor completó una primera revisión en noviembre de 1840 y la segunda para su publicación en 1841 por la prestigiosa editorial Breitkopf & Härtel de Leipzig.

La Sinfonía «Lobgesang» tiene una similitud relativa con la Novena Sinfonía de Beethoven al comenzar también con tres movimientos instrumentales y cerrar con una estructura similar a una cantata con voces solistas y coros. Asimismo, el tiempo lento es un conjunto de variaciones. Los movimientos instrumentales de Mendelssohn, que comparten material musical entre ellos, sin embargo, son de una escala mucho menor que los de Beethoven. Así, el tema principal del primer tiempo aparece también en el trío del siguiente y se presenta a su vez en la primera y última de las partes del coro final.

Un aire ceremonial impregna el movimiento inicial, marcado Maestoso con moto. El primer tema se desarrolla hasta la transición a una segunda idea, que es muy similar a un motivo del primer movimiento de la Sonata para piano en Si bemol mayor, Op. 22 de Beethoven. El tema de ritmo punteado de la introducción aparece en la sección de desarrollo con su carácter completamente cambiado. Aunque hábilmente compuesto y orquestado, el movimiento parece poco inspirado. El segundo Allegretto un poco agitato tiene un contenido evocador proveniente de una canción popular. En compás ternario, se asemeja a una de las canciones de gondolero pertenecientes a sus Lieder ohne Worte (Romanzas sin palabras) por su movimiento oscilante. Una sección refrescante en La mayor presenta un diálogo entre las cuerdas y los vientos.

Marcado como Adagio religioso, el tercer tiempo es un conjunto de variaciones sobre una melodía cantable. Parece que Mendelssohn trata de emular a Beethoven en el uso ocasional de bloques de acordes simples para producir un efecto majestuoso. Sin embargo, la utilización de este recurso hace que el tema principal no se desarrolle con fluidez. Su similitud con el Adagio de su Tercera Sinfonía, «Escocesa», radica en el tratamiento que el compositor da a la orquesta. La primera sección de la cantata se basa en el primer tema del movimiento de apertura. Sus aspectos más destacados incluyen el vigorizante coro Que todos los hombres alaben al Señor. Muy conmovedor es el solo de tenor, Las penas de la muerte, con sus inflexiones cromáticas, seguido del número Vigilante, ¿pasará pronto la noche? A lo largo de estos pasajes, Mendelssohn crea una fuerte tensión dramática. Gran parte de lo que sigue, sin embargo, se manifiesta como un progresivo anti-climax. El cierre de la cantata comienza con una fuga y continúa con Todo lo que tiene vida y aliento, canta al Señor, un desarrollo coral del tema del primer movimiento que deja una sensación de solemnidad en el oyente.

Dedicada a Federico Augusto II, rey de Sajonia, funciona con una plantilla instrumental integrada por la sección de viento-madera a dos, cuatro trompas, dos trompetas, tres trombones, timbales, órgano y completa sección de cuerda más tres solistas vocales (dos sopranos y un tenor) y un amplio coro a cuatro voces mixtas.