Ficha de evento
Programa 05
Teatro Cervantes
Director:
José María Moreno
Primera parte
JEAN SIBELIUS
Finlandia, Op. 26 (cuadro sinfónico)
JEAN SIBELIUS
Concierto para violín y orquesta en Re menor, Op. 47
- Allegro moderato
- Adagio di molto
- Allegro, ma non tanto
Violín:
Clara-Jumi Kang
Segunda parte
JEAN SIBELIUS
Sinfonía nº 2 en Re mayor, Op. 43
- Allegretto
- Tempo andante, ma rubato
- Vivacissimo
- Finale: Allegro moderato
ENTRADAS
ARTISTAS
José María Moreno
Director Titular y Artístico
Ficha del artista
Clara Jumi Kang
Violín
Ficha del artista
NOTAS AL PROGRAMA
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El compositor finés Jean Sibelius sintió pronto la atracción de la música, decantándose en primera intención por el estudio del violín a la edad de quince años y más adelante, de una forma natural, a plantearse la composición como su verdadera vocación. Su obertura Finlandia, desde su estreno el 4 de noviembre de 1899, se convirtió en un símbolo importante de la lucha de Finlandia por la independencia del imperio ruso, manteniéndose desde entonces como un emblema musical de este país escandinavo. Originalmente fue escrita para una serie de «cuadros históricos» orquestales que habrían de representarse en Helsinki para apoyar el derecho a la autodeterminación de su patria. Más tarde, el compositor reelaboró la pieza para la Exposición Mundial de París de 1900, tras lo cual ganó un reconocimiento más amplio. Su Andante inicial, que evoca el paisaje finlandés es seguido por un Allegro moderato de carácter marcial, separados por un pequeño episodio de aire nostálgico. Sin duda es la obra orquestal finlandesa más conocida en todo el mundo.
Su Concierto para violín y orquesta en Re menor, Op.47 data del año 1903. Es una obra que requiere una gran técnica en el solista, que así se convierte en soberano absoluto de su discurso. Sibelius lo revisó en 1905 cuando fue presentado en Berlín bajo la dirección de Richard Strauss y el virtuoso checo Karel Halír, superando las adversas críticas que sufrió en su estreno el año anterior. Con una orquestación romántica, su Allegro moderato inicial es el más sugestivo de sus movimientos por sus contrastes temáticos. El Adagio di molto que le sigue está lleno de la cálida ternura que se desprende de la melodía del violín a modo de serena romanza. El bullicioso Allegro final transmite alborozo desde su constante rebrinco danzante hasta llegar a una eclosión final que realza y produce sensación de plenitud en el oyente.
Perteneciente a su periodo estético nacionalista, Sibelius escribió los primeros esbozos de su Segunda Sinfonía en el invierno de 1901 durante su estancia en la ciudad italiana de Rapallo. Su carácter romántico no es un obstáculo para la brevedad de sus temas que suelen expresarse por inusuales combinaciones instrumentales, especialmente en la sección de madera. Así se manifiesta el Allegretto inicial, de fragmentaria exploración de motivos que no llegan a culminarse. El sobrecogedor Andante es uno de los tiempos más impactantes de la obra por su desarrollo inicial entrecortado de trágico efecto y posterior cambio a una tonalidad más cálida. Los dos últimos se interpretan sin solución de continuidad, siendo un scherzo de movimiento perpetuo que queda interrumpido por un lírico trío, para terminar preparando el Finale, que adopta el esquema de la forma sonata y acaba en una coda triunfal de carácter coral. Fue estrenada por la Orquesta de la Sociedad Filarmónica de Helsinki el 8 de marzo de 1902 bajo la dirección del autor, con una gran aceptación de público y crítica, como muestra el juicio emitido por el tratadista finés Karl Flodin: «La Segunda Sinfonía de Jean Sibelius es una obra maestra absoluta, una de las pocas creaciones sinfónicas del momento que apuntan en la misma dirección que las sinfonías de Beethoven». Esta sinfonía será siempre la mejor de su catálogo para aquellos que se identifican con sus melodías y la personalidad romántica del músico.
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