Ficha de evento
Programa 04
Teatro Cervantes
Director:
Dawid Runtz
Primera parte
STANISLAW MONIUSZKO
“Mazur” en Mi bemol mayor, de la ópera ‘Halka’ (*)
HENRYK WIENIAWSKI
Segundo Concierto para violín y orquesta en Re menor, Op. 22 (*)
- Allegro moderato
- Romance. Andante non troppo
- Allegro con fuoco. Allegro moderato (Alla zingarese)
Violín:
Jesús Reina
Segunda parte
CÉSAR FRANCK
Sinfonía en Re menor, FWV 48
- Lento. Allegro non troppo
- Allegretto
- Allegro non troppo
(*) Primera interpretación de la OFM
ARTISTAS
Dawid Runtz
Director
Ficha del artista
Jesús Reina
Violín
Ficha del artista
NOTAS AL PROGRAMA
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El compositor, organista y director Stanisław Moniuszko está considerado como el padre de la ópera nacional polaca, siendo Halka su obra más representativa en este género lírico. Fue estrenada en Vilnius el año 1848 y nueve años después, ampliada de dos a cuatro actos, en Varsovia, con tal éxito, que le llevó a obtener una gran fama, que mantendría a lo largo de toda su vida. Formado fundamentalmente en Berlín con Carl Friedrich Rungenhagen, profesor de la Berliner Singakademie, en 1858 fue nombrado director de El Gran Teatro de Varsovia y desde 1864 simultaneó tal cargo con una actividad docente de alta escuela. Estilísticamente se muestra cercano a las óperas cómicas de Rossini y Auber, haciendo un amplio uso de temas folclóricos polacos, como el recogido en la versión orquestal de la danza Mazur, en Mi bemol mayor contenida en la mencionada ópera, caracterizada por la gran vitalidad rítmica de su saltarina melodía.
Otra gran figura de la música polaca fue el compositor y violinista Henryk Wieniawski. Después de estudiar en el Conservatorio de París, emprendió su carrera de concertista por los principales escenarios de Europa, accediendo a la petición de Anton Rubinstein para instalarse en San Petersburgo el año 1860, cuya estancia duró más de una década, ejerciendo una influencia decisiva sobre el desarrollo de la escuela violinística rusa. De esa época es su Segundo Concierto para violín y orquesta en Re menor, Op. 22. Terminado en 1862 y dedicado a Pablo Sarasate, es considerado como su obra maestra, siendo estrenado en San Petersburgo el 27 de noviembre del mismo año bajo la dirección de Anton Rubisntein. Se inicia con una velada melodía orquestal de palpitante romanticismo; el solista continúa su tema aprovechando con dulzura el carácter del violín. Una conmovedora romanza, sin pausa, abre el segundo tiempo, contrastado con un breve solo de clarinete desarrollándose a modo de una canción lejana. El tiempo final, con marcado aire alla zingarese, prepara una corta pero ardiente cadencia del violín, retornando, para terminar, al segundo tema del primer movimiento, lo que aporta un sentido cíclico de unidad formal a esta obra pensada para el lucimiento del solista.
Ejemplo claro de lo que puede llamarse un sinfonismo coral sin voces, la Sinfonía en Re menor del compositor belga César Franck se presenta como una obra compleja de fuerte carácter germánico en sus extensos desarrollos cromáticos. Un motivo principal se expone en el primer y último movimientos lo que le da un notorio carácter cíclico, forma tan querida por este compositor y que le permite expresar su anhelo y búsqueda de coherencia musical. El primer movimiento se desarrolla desde una incierta introducción hasta un clímax afirmativo. En el movimiento central, Franck mezcla reposo y ansiedad, interviniendo destacadamente el corno inglés, que produjo negativa sorpresa a los críticos en el estreno. Nadie mejor que el compositor para explicar el triunfante Allegro non troppo final: “Como en la Novena Sinfonía de Beethoven, re-expongo todos los temas. Pero no aparecen como meras citas. Hago algo con ellos, se convierten en nuevos elementos”. Compuesta para una plantilla integrada por madera a dos, más corno inglés y clarinete bajo, cuatro trompas, dos trompetas, dos cornetines, tres trombones, tuba, arpa, tres timbales y completa sección de cuerda, Franck terminó esta su única sinfonía en el verano de 1888, siendo estrenada el 17 de febrero del año siguiente en el Conservatorio de París por la Orquesta de la Sociedad de Conciertos bajo la dirección de Jules Garcin. Está dedicada al compositor francés Henri Duparc, discípulo y amigo de César Franck.
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